No soy una gran comunicadora y no me resulta fácil hablar de sentimientos o experiencias íntimas, así que no se como saldrá pero aqui va mi testimonio.
Fue la primera vez que no me dormí con el gong, estuve todo el rato plenamente consciente de lo que me pasaba, por un lado en el cuerpo físico, que era nada, simplemente lo veía tumbado en el suelo.
Y por otro lado, siguiendo tus palabras descarté la primera luz, segui por otro camino, tenía peor pinta pero … yo soy muy bien mandada así que, a pesar de lo friolera que soy, allí fui. Por el camino veia colores azúl oscuro y morado y me sentía contenta, más que contenta estaba radiante pero todo estaba oscuro. De repente ¡hala cuánta nieve!, ,qué paisaje más bonito!.
Sentí que debía parame y esperar, asi que eso hice, de repente recordé que iba descalza y me di cuenta de que no tenía frío, ¡era una luz!. Solo sentia paz, simplemente paz. Vino mi madre, otra luz pero yo no me sorprendí, solamente dije ¡hola mami!. Me preguntó cómo estaba y si tenía frío y le contesté que estaba bien y que no tenia frío.
Le pregunté que había a lo lejos porque sentia que había risas y felicidad, pregunté quien esta alli y me contestó “Todos” Yo estaba impaciente y quería ir, parecía muy apetecible pero ella no me dejó, solo podía mirar a lo lejos y sentir la felicidad que venía de allí. Pero me dijo que no era el momento, que tenía que esperar … Y tú nos llamaste, así que le dije “Me tengo que ir”, y me contestó “vete, yo te espero”. No sentí pena al volver porque … era lo que tenía que hacer. Estar aquí.
Este es el resumen de la conversación que tuve con mi madre que murió hace unos cuantos años. Las sensaciones fueron muy claras y yo me sentia muy despierta … y distinta.