
Aunque viva unos metros por encima, nunca había bajado al centro Prabhupati. Los yoguis Mohanjeet Singh y Jasjeev Kaur, en alguna ocasión que coincidimos en el portal, me hablaron cosillas sobre el Kundalini Yoga. Al preguntarles si yo podía hacer yoga, pues tenía un desconocimiento total, pensaba que era una técnica de gimnasia, me dijeron que desafortunadamente y debido a mi parálisis cerebral, no podía acudir a las clases que ellos imparten, pero sí al baño de Gong. En cuanto me enteré por mi madre y mi hermana que bajan a las clases, no lo dudé un instante. Me apuntaba.
Nunca había estado en un centro de Yoga ni nada parecido. El baño de gong fue mi primera experiencia. La sala me causó una grata impresión, sobre todo los gongs, pues solamente los había visto en los documentales de la dos.
En cuanto a las sensaciones, por lo general fue bonito. Estaba relajado y expectante, al principio notaba sonidos de pájaros, de agua, reclamos animales… Acto seguido, comenzó mi viaje.
Me encontraba caminando por los frondosos bosques centroeuropeos por los que iba subiendo poco a poco hasta llegar a los fiordos del norte. En mi viaje encontré numerosas especies como ciervos, zorros…
He de aclarar que sentí miedo en dos ocasiones: cuando los gongs empezaron a sonar todos in crescendo y cuando Vikrampal decía: “Que lo que se tiene que ir se vaya… ¡Aaaaaaah!”
A pesar de ello, la presencia de Jasjeev y mi madre a mi lado me tranquilizaba, pues me sentía protegido y en buenas manos. En resumen, fue una nueva y muy buena experiencia que sin duda repetiría. Te ayuda a encontrar tu paz interior y a relajarte cuando lo necesites a la vez que te transporta a viajes fantásticos.
Me encantó conocerte. Seguro que vuelves por León y volveremos a darnos un abrazo.