
Una experiencia que no es de este mundo, sumergiéndonos durante más de siete horas ininterrumpidas, tanto en la vigilia como en el sueño, en el sonido de los gongs planetarios
Una experiencia que no es de este mundo, sumergiéndonos durante más de siete horas ininterrumpidas, tanto en la vigilia como en el sueño, en el sonido de los gongs planetarios